Inversión en la Era de la Inteligencia Artificial: Oportunidades más Allá de las ‘Siete Magníficas’

Durante gran parte del ejercicio, los inversores han mostrado una fe ciega en la tecnología. Ha habido dos argumentos que han reforzado la confianza en las Siete Magníficas y empresas equiparables: la Reserva Federal (Fed) y la inteligencia artificial (IA). Por un lado, las empresas más poderosas de Wall Street son menos sensibles a los tipos de interés altos y, por otro, la IA es una fuente de ganancias muy jugosa. Sin embargo, el mercado lleva un tiempo recalculando y cambiando de estrategia porque esas premisas ya no parecen suficientes para seguir cebando al sector. Se ha iniciado una rotación, que no deja fuera de juego a la IA, pero sí la relega a la industria tecnológica desde su puesto de líder incondicional.

El mercado da por hecho que el primer recorte de tipos de la Fed será en septiembre. El inicio de la flexibilización monetaria hace que ya no sea tan necesario buscar el sector más resiliente, sino el que más se beneficiará de unos costes de financiación a la baja. Mientras, la IA sigue siendo un motor para la bolsa, pero no a cualquier precio. Por eso, se está desviando la atención de las Siete Magníficas y se está buscando nuevos valores ganadores.

«A medida que las Siete Magníficas pierden impulso, nuestro comité de inversión es optimista respecto a las otras 493 acciones del índice, en concreto, en las cíclicas de calidad en sectores como servicios financieros, energía o bienes industriales», apunta Lisa Shalett, estratega de Morgan Stanley. La entidad matiza que no ve clara la rotación a las empresas de menor capitalización de Wall Street, ya que el 60% de ellas tiene problemas de rentabilidad, pero sí apuestan por una mejor distribución en el S&P 500 Equal Weight (SPW), que da la misma ponderación a las empresas del índice, lo que mitiga el efecto megaconcentración de las gigantes como Nvidia, Microsoft o Apple.

La gran rotación y la entrada de dinero en las small caps parece clara, pero hay dudas de que persista hacia las compañías de pequeña capitalización y la pregunta que tienen los analistas es si durará mucho tiempo para que se extienda a un mercado más amplio. Desde Bank of America (BofA) también sugieren que en el contexto actual de cambio de tornas prefieren el S&P 500 de igual ponderación.

El ‘blue chip’ tocó máximos el 16 de julio, fecha desde la que ha perdido algo más de un 4% hasta su último cierre. Desde ese día, las empresas que mejor han rendido no son ninguna de las anteriores favoritas, Nvidia o Supermicro. Ha destacado el sector salud con nombres como Solventum, Universal Health Services, HCA Healthcare o Brystol Myers Squibb. Las reinas de Wall Street, las de chips, se mantienen en el podio por lo que llevan acumulado en el ejercicio, pero en las últimas sesiones no son las que han contribuido a las ganancias de Wall Street.

De hecho, Supermicro ha entrado en modo bajista, ya que ha recortado un 20% hasta su último cierre desde el 16 de julio. Nvidia ha retrocedido un 11,2% desde la misma fecha. Por ejemplo, a Alphabet ni sus buenos resultados del segundo trimestre le han librado de una caída del 9%.

Uno de los argumentos que pesó sobre la matriz de Google es que, pese a todo lo que ha invertido en IA, todavía cuesta ver los frutos de ese desembolso. Los ingresos de la compañía procedieron de sus principales negocios, la publicidad y la nube. Por eso, ahora a los inversores no les vale cualquier cosa y con los elevados precios que hay en las gigantes de Wall Street, las expectativas están muy altas. Con lo lejos que han llevado el rally, están exigiendo resultados y ajustando sus posiciones en consecuencia.

La ratio PER, que contrasta el precio por acción y el beneficio por acción de una compañía, se utiliza para medir si una empresa está infravalorada o sobrevalorada. Las Siete Magníficas tienen un PER de 39 veces, el S&P 500 tiene un PER de 23,6 y el S&P 500 Equal Weight tiene un PER de 18 veces, la mitad que el del primer grupo. A más alto el PER más caro está el índice o activo. Las cifras indican que el S&P 500 sin ponderación es la mejor opción de inversión por baja valoración.

En otro análisis reciente, JP Morgan explicaba que las grandes capitalizadas se han beneficiado de esa tolerancia a una Fed dura y del auge de ChatGPT y demás modelos de lenguaje. Eso ha llevado a la bolsa a una concentración extrema no vista en décadas, lo que supone un reto para los meses de ejercicio restantes. «Las megacapitalizadas van a necesitar seguir revisando sus estimaciones al alza y tendrán que ser capaces de mantener el impulso de los precios», plantean, dejando entrever que no es tarea fácil.

Los altos precios generan dudas

En ese sentido, el precio es un factor decisivo para los inversores, que lo que más están castigando no es a la IA en sí, sino las elevadas valoraciones y a las grandes de Wall Street que han llegado más lejos en el rally. Se está empezando a discriminar. Los inversores siguen buscando ganar exposición a la inteligencia artificial, pero por caminos alternativos.

Recientemente, entre las beneficiadas se ha visto a energéticas o a mineras de criptomonedas. Aunque no son indemnes a las últimas caídas, estas empresas reflejan que, mientras que Nvidia o Supermicro se han saturado, el dinero se reparte entre más potenciales ganadoras. Vistra Corp y Constellation Energy son dos energéticas que se benefician de que la IA va a requerir de mayor electricidad y de que la demanda energética, dormida hasta ahora en EEUU, va a despertar. Core Scientific es una empresa de minería de criptomonedas y sus centros de datos se están viendo como infraestructuras básicas para el desarrollo de la tecnología más puntera. De hecho, la firma está diversificando sus operaciones y, además de centrarse en los activos digitales, está ofreciendo sus instalaciones a tecnológicas que necesitan capacidad de computación. Y eso se ha traducido en importantes subidas en bolsa.

General Electric es otra de las firmas que emerge como ganadora de la IA. Esta compañía tiene una división energética y una gran baza con los transformadores, según Bloomberg. Estos equipos, que permiten llevar la energía desde los generadores hasta el usuario final, están escaseando, y se estima que habrá problemas en el suministro hasta 2028. Es otro posicionamiento que anticipa que la IA va a generar dinero, en varias plazas fuera de las estrictamente tecnológicas. Las empresas de cobre están en las mismas, ya que es un material básico para el cableado y nombres como BHP Group relucen.

Mientras cambia el trasfondo del mercado, los inversores van ajustando sus posiciones. Se preparan para un entorno de tipos de interés más bajos, aunque no ultrabajos, y se mueven para encontrar distintas ganadoras de la IA, con mejores precios, una vez que las altas valoraciones son muy exigentes y hay menos recorrido para las ganancias.

Morgan Stanley recuerda que el S&P 500 Equal Weight (SPW) es su preferencia, ya que sigue apostando por grandes capitalizadas, a la par que recomienda la elección activa de títulos. La firma explica que son pocas las ocasiones en las que el índice de gran ponderación ha batido al S&P 500 por tanto margen como lo ha hecho recientemente. En ambas ocasiones, cuando se ha producido esa tendencia, en la que se gira para favorecer más al índice más equilibrado, el movimiento ha sido feroz y persistente, lo que significa que la rotación solo acaba de empezar. Cuando la amplitud de mercado llega a niveles como los que se han alcanzado, durante los próximos seis meses se puede esperar que el SPW bata al S&P 500.

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